
Reporte- Z
Por Rafael Gomar Chávez.
Filósofo y periodista.
Desde Michoacán.
México. Para
Tenepal de CACCINI
1 de julio, fecha de inicio
de la revolución pacífica.
La revolución no se lleva en los labios para vivir
de ella, se lleva en el corazón para morir por ella. Ernesto, Ché, Guevara.
Entre las fechas clave de nuestra historia está
el año 1968 en que el sistema reprimió brutalmente las protestas callejeras con
la fuerza de las armas, no era la primera vez, el sistema se había mantenido en
el poder por la fuerza y la represión, el 2 de octubre es una fecha grabada con
sangre en las venas del pueblo, desde entonces los jóvenes, las mujeres y los
trabajadores rechazaban la corrupción y la violencia, la desigualdad y el
autoritarismo hasta que se levantaron y salieron a las calles, otra vez, pero
el sistema no permitía insubordinación alguna.
Con PRI invencible y con el voto de los
trabajadores cooptado por el corporativismo priista se pudo mantener el poder,
una dictadura perfecta; el PAN, que nació con el impulso del empresariado
nacional como una opción democrática, se corrompió hasta el punto de traicionar
sus más caros ideales, fue en un gobierno del PAN que se inició la guerra
contra las drogas (un guerra que Peña Nieto continúo), una guerra que continúa
cada vez con más saña y que abrió la posibilidad de golpear los pueblos
originarios para despojarlos de sus recursos; el domingo primero de julio sufrió
una derrota determinante porque se inició una revolución pacífica, el pueblo
dio una respuesta contundente a los violentos, pero la lucha no terminó.
El sistema, la dictadura partidocrática
pretendía dar un golpe maestro imponiendo un sistema fascista; el Pacto Contra México del PRIANRD pretendía
no sólo privatizar los recursos naturales (el último gran golpe lo dio Peña
Nieto con los decretos para privatizar el agua), un objetivo no declarado además
de despojar a los pueblos originarios de sus territorios, era el control de la
sociedad por medio de la imposición de la Ley de Seguridad Interior.
Afortunadamente, el pueblo despertó e inició
la revolución pacífica que tuvo uno de sus momentos culminantes en la elección
del primero de julio, pero la tarea no ha terminado, apenas inició.
Ni para AMLO ni para la sociedad será fácil
recuperar la paz, será un largo camino cuesta arriba pero vale la pena
intentarlo. Millones de mexicanos queremos un país diferente al que estamos
viviendo, salir y votar ha sido fundamental, ahora viene lo más importante.
Cada uno de los anónimos ciudadanos que votaron por una revolución pacífica
será una pieza clave para construir la paz, para acabar con la corrupción y la
impunidad.
Cada ciudadano libre con sus actos cotidianos
podrá ayudar a la construcción de la paz, el nuevo gobierno afirma que buscará
soluciones diferentes al problema del tráfico de drogas, todas excluyen la
violencia, más bien, se buscará atender las causas que son los factores clave
de la violencia; el desempleo, la pobreza y la ignorancia. El reto es grande,
es un reclamo del pueblo cuyo mensaje es claro, inequívoco en el sentido de que
las prioridades de quienes encabezarán el nuevo gobierno deben ser las
expresadas por el pueblo en diversos foros: construir entre todos un país de
leyes y luchar incansablemente por la paz conscientes de que par que la paz sea
posible es requisito indispensable la justicia y la verdad.
Una luz se encendió el primero de julio, el
pueblo se manifestó y decidió dar a López Obrador la oportunidad de comenzar a
construir un país diferente, principalmente un país en donde podamos vivir y
trabajar en paz. El respaldo popular dio
al nuevo gobierno las herramientas y espera que el trabajo de resultados. No
hay tiempo que perder.
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